Fe
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Pr. Gerardo Morán

Devocional

 

El apóstol Pablo enseñando a su joven hijo en la fe Timoteo, le declara en su segunda carta lo siguiente:

Pues todo el que pertenezca a Jesucristo y quiera vivir dedicado a Dios será perseguido

2 Timoteo 3:12 PDT

Pablo está instruyendo al joven Timoteo sobre la vida ministerial y de piedad que como creyentes debemos tener, durante toda esta carta.

Pablo, inspirado por el Espíritu Santo le deja algo en claro:

Timoteo, tu llamado ministerial

NO es para ser famoso,

NO es para que te aplaudan,

NO es para promover tu nombre,

NO es para que el mundo te premie.

Al contrario de todo esto, el llamado ministerial de parte de Dios es para que pueda ser usado para la edificación de los santos y prepararlos para la buena obra (Efesios 4:11-13), y el fin de todo es que el nombre de nuestro Señor Jesucristo pueda ser glorificado, que su evangelio sea anunciado.

Pero el vivir conforme a las Escrituras, denunciar la falsedad y aborrecer lo que Dios aborrece, nos llevará a enfrentar rechazo por parte del mundo. Porque el mundo aborrece a Dios y sus mandatos.

En la actualidad, con todo este movimiento progresista y feminista, que quiere promover el aborto, el matrimonio igualitario, la pedofilia, entre otras aberraciones; la iglesia debe levantar la voz y mostrar con compasión, misericordia y amor que tales cosas son pecado y Dios las aborrece. Enseñarles la verdad es demostrar amor por las almas que se pierden.

Vivir una vida dedicada a Dios nos generará persecución por su causa.

Seremos señalados, criticados, vistos como de mente cerrada porque vamos en contra de todo lo que este mundo está abrazando y aplaudiendo, y lo están viendo como “la nueva normalidad”.

Y esto nos lleva a una reflexión personal, porque sí el mundo está aplaudiendo y celebrando todo lo que yo hago, probablemente sea porque estoy viviendo una vida a mi manera y no conforme a la Escritura.

Quiera el Señor ayudarnos a siempre ser fieles a Él, a no desmayar y no abrazar las cosas que este mundo ama y Dios aborrece.

Te vuelvo a preguntar, ¿estamos dispuestos a seguirle?