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Pr. Gerardo Morán

Devocional

Mateo 1:18-20

El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.

Hablemos de José y María.

La biblia en este pasaje nos relata que José era un hombre justo. Cuando la Biblia describe a alguien como justo, es porque era una persona que cumplía las leyes de Dios, creía en Dios y era correcto en su andar.

José, antes de que se le apareciera el ángel en sueños, por ser justo, prudente, él decidió no INFAMAR a María al momento que supo que estaba embarazada.

Me llamó la atención esta palabra: INFAMAR y su significado es “ofender la fama, honor o dignidad de una persona. Quitar la honra de una persona.”

Si nos ponemos en el contexto de lo que vivió ese hogar, sobre un embarazo por obra del Espíritu Santo, creo que pudo traer conflictos entre ellos. Pero José DECIDIÓ no hacerle daño a su esposa.

Nosotros como hombres debemos velar por el honor y la dignidad de nuestras esposas. Nuestros problemas se resuelven entre los 2 en intimidad.

Desprestigiar a nuestras esposas en público es avergonzarla y desestimar ese valor que tienen para nuestra vida, y lo más importante, para Dios.

José me imagino que pensaría de todo, pues es una historia inusual sobre el embarazo de María, y, aun así, decidió no deshonrar a su esposa.

Que gran enseñanza nos deja esto. Tal como Pablo hacía referencia, a cuidar nuestras esposas como vasos más frágiles, y amarlas como Cristo amó a la iglesia.

Pidamos ayuda al Señor, para que podamos ser esposos y esposas que amen y velen la dignidad y honor de nuestro cónyuge.